No estoy
segura si la planificación de una boda puede sacar lo mejor de ti. Yo como
organizadora de bodas, pues estoy acostumbrada, es mi trabajo que no tengo que
combinar con otro, estoy a la última en tendencias, diseños, sé a qué
proveedores dirigirme según lo que me piden y bueno, todo es más fácil porque
me formé muchos años, a eso me dedico y me encanta mi trabajo; pero claro no es
lo mismo una persona que no sabe ni por dónde empezar, no se dedica a ello e
incluso no tiene tiempo por trabajo o por otras razones, entonces se vuelve un
auténtico infierno lo que debería ser un gran día.
Estas son
algunas señales que te harán darte cuenta de que se te ha ido un poco de las
manos o simplemente que organizar la boda te queda un poco grande.
Aléjate ahora mismo por unos cinco minutos de
todos los preparativos y piensa si estas situaciones te ocurren:
Si tu
prometido mencionó la palabra “fugarse” “escaparse” “desaparecer”, y te la
tomaste a broma o que era con sentido de humor y ahora ya no piensas tanto que
pudiera ser una broma.
Si cada vez
que hablas de boda hasta tu misma lo haces con un tono de desesperación, estrés,
cansancio o algo que te está costando y deseas que llegue ya ese día de una vez.
Te das
cuenta de la gente gestos antes de preguntar cómo va la planificación de la boda
o cuando se lo vas a contar y es como que no quieren pasar más de 15 minutos
escuchando los líos que tienes en organizarla.
Cuando te acuestas
en la cama sigues dando vueltas a todo lo de la boda y no sabes hacer un “break”
para tu tiempo de descanso ni tu tiempo personal.
Si ves que
tus proveedores no son muy simpáticos contigo es porque quizás cabe la
posibilidad de barajar que estas un poco estresada y no les estarás dando un
buen trato o una buena relación.